XXIII Jornadas de Residentes y V de Tutores de la semFYC
22 y 23 de noviembre de 2019
Enfoque individual
Mujer de 27 años con antecedentes personales de vitíligo facial. Tratamiento habitual: anticonceptivos orales y tacrólimus tópico a demanda. No hábitos tóxicos.
Acude a consulta por lesiones dérmicas periorales, no pruriginosas, de un mes de evolución que no han mejorado a pesar de hidratación y autotratamiento con metilprednisolona en crema. No lo relaciona con ningún elemento potencialmente alérgeno. No fiebre. No ansiedad referida. Con la corticoterapia presentó mejoría con posterior recaída tras su suspensión. Presentó alguna erupción similar previa con autorresolución espontánea.
Exploración: lesiones papulosas eritematosas, confluyentes con alguna vesícula dispersa, no descamativas ni comedogénicas, en zona perioral.
Enfoque familiar y comunitario
Juicio clínco, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Dermatitis perioral leve.Tratamiento y planes de actuación
Retirada de productos cosméticos, evitar exposición solar directa y vigilar posible asociación con alimentos. Manejo inicial con limpieza facial diaria y aplicaciones de metronidazol tópico al 0.75% dos veces al día. Suspensión de corticoterapia tópica.
Revisión en una semana. Se explica la cronicidad de la patología y la alta probabilidad de recidiva, para la cuál se plantearía antibioterapia oral.
Evolución
A la semana se observa mejoría clínica, por lo que retiramos el tratamiento, pautándoselo a demanda.
La dermatitis perioral es una erupción acneiforme que puede afectar a niños o a adultos.
Se ha asociado al uso de corticoides tópicos o inhalados, aunque la etiología se desconoce. Anatomopatológicamente es indistinguible de la rosácea.
Se presenta en forma de erupciones periorales, perinasales, perioculares o incluso perivulvares. La descamación o la lesiones vesiculo-postulosas pueden coexistir. El prurito o escozor son variables.
El pronóstico es bueno.
En casos leves se emplea el metronizadol, pero la eritromicina, clindamicina, pimecrólimus, tacrólimus, adapaleno o ácido azelaico tópicos también son válidos. En casos refractarios, el uso de tetraciclinas orales (son fotosensibles) han obtenido buenos resultados.