Crear  vínculos y un medio de comunicación directo entre los trabajadores de las residencias de ancianos y los profesionales del centro de salud.  Mejorar la calidad de la atención en las residencias de ancianos. 

Durante la pandemia por COVID-19 se evidenció la falta de recursos humanos y económicos en muchos de los centros sociosanitarios. Es por ello que desde el centro de salud  se decidió crear un grupo de trabajo formado por dos médicas (residente y tutora), una enfermera y la trabajadora social.  El objetivo era la comunicación frecuente con los responsables de cada residencia y con los sanitarios trabajadores del centro; para recoger la información actualizada en la residencia. Diariamente se contactaba con cada residencia para registrar el número de casos nuevos positivos y fallecimientos. Se proporcionó formación a los trabajadores sobre cómo colocar y quitar el equipo de protección individual y sobre la gestión de residuos. Se realizaron test rápidos tanto al personal como a los residentes, para intentar controlar la transmisión y facilitar el aislamiento de positivos. Se ayudó a la gestión estructural de espacios disponibles.  Se ofreció la formación y disposición de fármacos para tratamiento paliativo ante el colapso hospitalario.

La implementación de este proyecto supuso: Mejoría de la relación del centro de salud con la residencia y sus trabajadores, creando una vía segura de comunicación. Mejoría del aislamiento y organización en la residencia.   Mejoría del bienestar de los pacientes en situación terminal, evitando algunas derivaciones al hospital.

En época de Pandemia por COVID-19 todas las residencias de ancianos se vieron aisladas. El poder contar con un equipo específico desde el Centro de Salud más cercano ayuda a los trabajadores a sentirse más acompañados y a solucionar los problemas de una forma más consciente y cooperativa.