XXIII Jornadas de Residentes y V de Tutores de la semFYC
22 y 23 de noviembre de 2019
Enfoque individual
Mujer de 58 años. Enfermedad de Graves Basedow, hipotiroidismo por tratamiento con radioyodo (2005). Diabetes mellitus tipo 1 (2010). Colitis ulcerosa (2016). Hepatitis tóxica aguda por mesalazina, dos episodios (2016 y 2017). No hábitos tóxicos. No alergias medicamentosas conocidas. Tratamiento habitual: levotiroxina, rosuvastatina, insulina, calcio/vitD, alendronato, adiro, pantoprazol, dacortin, paracetamol.
Enfoque familiar y comunitario
Acude un viernes al PAC por disnea de inicio brusco, unos 10 días antes, sin fiebre ni otros síntomas de infección respiratoria. No dolor torácico ni palpitaciones. No ortopnea. Presión arterial 100/60 mmHg. Saturación 96%. AC rítmica a 60 ppm. AP buena ventilación global con sibilancias espiratorias aisladas.Juicio clínco, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Disnea por reagudización de asma bronquial.Tratamiento y planes de actuación
Broncodilatadores inhalados y corticoide oral.Evolución
El lunes consulta a su MAP por empeoramiento del estado general durante el fin de semana. Ante la sospecha de patología cardiaca (crepitantes bibasales, ortopnea y edemas perimaleolares) solicita ECG urgente evidenciando signos de isquemia miocárdica subaguda inferoposterior, y le deriva a urgencias. Es ngresada en cuidados intensivos con diagnóstico de insuficiencia respiratoria y shock cardiogénico y fallece a las pocas horas.El registro de asma bronquial como antecedente en la historia clínica de la paciente (2008), en vez de episodios de hiperreactividad bronquial por infección respiratoria, y el hecho de tener pautado tratamiento broncodilatador a demanda pudieron influir en el error diagnóstico inicial. Pero, sin duda, el retraso diagnostico se ha debido a la falta de sospecha de cardiopatía isquémica en una paciente mujer sin síntomas típicos de infarto agudo de miocardio.
Las diferencias de género en la forma de enfermar y manifestar la enfermedad cardiovascular, en particular el debut con “síntomas atípicos” en el caso de mujeres, se asocian a mayor riesgo de diagnóstico tardío, retraso en la aplicación de medidas de tratamiento urgentes, peor pronóstico y mayor tasa de mortalidad. Esta situación, conocida como síndrome de Yentl, fue descrita en 1991 por la cardióloga estadounidense Bernadine Healy.