Disminuir el burnout y el riesgo del mismo entre los residentes. Mejorar la capacidad de adaptación a situaciones complejas y desarrollar herramientas útiles para la resolución de problemas. Presentar casos y entender mejor la relación médico-paciente. Compartir y comentar experiencias que ocurren principalmente con pacientes pero también con compañeros o superiores. Facilitar un espacio de cuidado para los residentes.

En general, estamos satisfechos con la experiencia. Es un espacio de confianza para expresarse libremente y sentirse comprendido por los compañeros. Los asuntos más recurrentes son pacientes complicados (hiperfrecuentadores, conflictivos…), sobrecarga laboral y situaciones de estrés.

Nos ayuda a entender mejor la relación médico-paciente, los tipos de pacientes y practicar la comunicación.

Empatizar con los pacientes es un pilar fundamental para la comunicación. 

Necesitamos saber resolver disputas y manejar a pacientes difíciles.

Es importante cuidarnos a nosotros mismos desde el inicio de nuestra actividad profesional para no “quemarnos” en el día a día del de trabajo. En caso de incluir este tipo de actividades opcionales en la residencia podría aportar importantes beneficios.