Reflexionar sobre la prescripción de manera crónica de acenocumarol en contraste con la reevaluación del riesgo/beneficio periódico.

Nuestra experiencia hace referencia a un usuario de nuestro cupo, varón de 73 años, hepatopatía crónica por virus de la Hepatitis C con varices esofágicas, enfermedad de Parkinson, síndrome de Sjögren secundario, en el que en electrocardiograma rutinario en 2016 de detectó fibrilación auricular. De manera consensuada con servicio de digestivo y cardiología se inició tratamiento profiláctico con acenocumarol. 
El paciente sigue sus revisiones peródicas en Atención Primaria y digestivo, evidenciándose paulatino deterioro de la función hepática, Child-Pugh 10C, con tendencia a episodios de encefalopatía hepática de repetición, numerosas caidas al suelo y aumento de valores de INR en controles y episodios de urgencias de manera sistemática. 
La nueva situación clínica, el rápido deterioro del paciente y la ausencia de posibilidades terapeúticas hace que nos planteemos su inclusión en Cuidados Paliativos, medida que es bien recibida por el paciente. En este punto nos planteamos de nuevo el riesgo/beneficio de la profilaxis tromboembólica en este paciente, obteniendo un HAS-BLED de 9%, por lo que decidimos retirar tratamiento con acenocumarol.

La indicación de profilaxis de tromboembolismo debe ser reevaluada periódicamente a medida que el paciente evolucióna en su propia enfermedad y envejece. En el caso de que los riesgos derivados del mismo superen a los beneficios es importante plantearse la retirada del mismo o cambio a otro principio activo más indicado.

En Atención Primaria, para el manejo de todos los usuarios en tratamiento profiláctico con anticoagulantes orales, en especial en los que tienen otras patologías concomitantes.