III Congreso de Residentes, JMF, Tutores y Unidades Docentes de la semFYC
6-7 de junio de 2025
Enfoque individual
Paciente de 33 años, sin antecedentes médicos de interés, que acude al servicio de urgencias por dolor facial localizado en la región temporal derecha. Refiere aparición progresiva de nódulos eritematosos y dolorosos en esa zona, acompañados de adenopatías preauriculares y submandibulares, así como prurito ocular y lesiones perioculares. Niega fiebre, síntomas neurológicos u otra sintomatología sistémica.
En la exploración se observa buen estado general. Destacan lesiones vesiculosas en la zona temporal derecha, incluyendo el conducto auditivo externo, sin afectación del pabellón auricular. Se evidencian adenopatías ipsilaterales. No se aprecia focalidad neurológica.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
El diagnóstico clínico fue herpes zóster en región temporal, con afectación de la rama oftálmica del nervio trigémino, dado el patrón de distribución y las manifestaciones clínicas. Se descartó afectación neurológica.
Tratamiento y planes de actuación
Se instauró tratamiento antiviral con valaciclovir 1g cada 8 horas durante 7 días. Para el control del dolor, se pautó dexketoprofeno 25 mg cada 8 horas y paracetamol 650 mg alternos si el dolor persistía. Para el prurito, se prescribió ebastina cada 24 h. Se añadió tratamiento tópico con aciclovir crema tres veces al día, gel oftálmico de aciclovir cinco veces al día y lágrimas artificiales.
Evolución
El paciente presentó buena evolución inicial, sin aparición de nuevas lesiones ni signos de complicaciones sistémicas. El dolor fue controlado con la analgesia prescrita, y las lesiones comenzaron a remitir progresivamente.
El herpes zóster oftálmico es una forma de presentación potencialmente grave por riesgo de complicaciones oculares. El diagnóstico precoz y el inicio temprano del tratamiento antiviral son fundamentales para limitar la duración y la severidad del cuadro. Desde Atención Primaria, es esencial reconocer los signos precoces del herpes zóster, especialmente en zonas de riesgo como la cara y los ojos, para iniciar tratamiento de forma precoz y coordinar derivaciones a especialistas. También es importante el seguimiento posterior, dado el riesgo de neuralgia postherpética y otras complicaciones.