Atención Primaria

Mareos y desorientación en diabético tipo 2

Enfoque individual

Paciente de 45 años, con antecedentes de diabetes tipo 2 a tratamiento con metformina y dapaglifozina, con buenos controles, a tratamiento antidepresivo por trastorno adaptativo mixto, ex-consumidor de cannabis y anfetaminas ocasinal, que acude a la consulta por episodio de desorientación autolimitado en domicilio y que se vuelve a repetir a los 4 meses. Se realiza analítica completa con tóxicos en orina, siendo positivo el resultado para anfetaminas. El paciente niega consumo reciente de las mismas, y añade que se encuentra inapetente y mayor ingesta hídrica de lo habitual. Se realiza de nuevo analítica completa, rx de tórax y abdomen y se solicita consulta a medicina interna, con sospecha de neoplasia oculta. En este periodo de tiempo, el paciente sufre nueva pérdida de ubicación espacio-temporal, por lo que es llevado por su familiar a servicio de Urgencias, donde se realiza TC craneal urgente, y se detecta la presencia de un meningioma en lóbulo frontal, que se interviene quirúrgicamente, sin complicaciones.

Enfoque familiar y comunitario

El paciente en el momento del contacto se encuentra en situación de desempleo, con un hijo a su cargo, y sin otras enfermedades personales ni alteraciones en su entorno.

Juicio clínco, diagnóstico diferencial, identificación de problemas

En principio se pensó que podía ser debido a consumo de tóxicos, creencia que fue reforzada por la positividad de las drogas en la analítica realizada, y más tarde que fuese debido al cuadro depresivo que presentaba el paciente previamente. Más adelante se comprobó que la causa del cuadro era una tumoración en lóbulo frontal, resecable quirúrgicamente.

Tratamiento y planes de actuación

Modificación en el tratamiento antidepresivo en primera instancia. Posteriormente derivación a atención especializada para estudio y tratamiento.

Evolución

El paciente evolucionó favorablemente tras resección quirúrgica de tumoración. 

Se trata de un cuadro que nos puede despistar, en primera instancia, por los antecedentes personales del paciente y el contexto en el que sucede el acontecimiento, aunque nunca debemos de olvidar la posible presencia de un cuadro tumoral detrás de los procesos de alteraciones en el comportamiento, de forma más o menos brusca. En este caso la localización del tumor mostraba manifestaciones clínicas sutiles, pero identificables, y potencialmente tratables con un buen diagnóstico y tratamiento.