XXXVI Congreso de la semFYC – A Coruña
del 9 al 11 de junio 2016
Atención Primaria.
Caso multidisciplinar.
Varón de 19 años que consulta por fiebre.
Enfoque individual
Antecedentes personales: Varón de 19 años. Sin antecedentes personales de interés. Aficionado a la caza.
Anamnesis: Acude a consulta por fiebre vespertina, cefalea y malestar general.
Exploración Física: Tª 36.2,(refiere haber tomado paracetamol), ORL normal, ACP normal, abdomen SHV, no adenopatías. Se le indica control de temperatura y se solicita analítica. A los 8 días acude a urgencias por nódulos indurados, calientes y dolorosos en parte anterior de las piernas. Ante sospecha de celulitis se pauta antibiótico. Dos días más tarde acude a consulta para recoger analítica que presenta PCR y VSG elevadas y en hemograma linfocitos estimulados. Ante la persistencia de fiebre (38.5) y las lesiones cutáneas, sugestivas de eritema nodoso, se remite a urgencias hospitalarias que deriva a medicina interna para estudio. Se realiza analítica con hemograma con 10300 leucocitos (74% neutrófilos), bioquímica, coagulación, PCR 10,7, ASLO 773, beta 2 microblobulina, ferritina, TSH, proteinograma, autoinmunidad con ANAs y ANCAs, urocultivo, microbiología de esputo, serologías VHB, VHC, VIH, toxoplasma, Lúes y Rickettsia negativos. Serología Francisella tularensis positivo. Rx de tórax: aumento de densidad de características atípicas en LID.
Interconsulta a dermatología: eritema nodoso. Pauta AINEs.
Enfoque familiar
Los componentes de la unidad de familiar están asintomáticos.
Desarrollo
Diagnóstico: Tularemia con eritema nodoso secundario.
Tratamiento
Tratamiento: levofloxacino.
Evolución
Buena evolución clínica y analítica.
La tularemia es una zoonosis causada por la bacteria Francisella tularensis capaz de adaptarse a distintos reservorios (conejos, liebres, roedores, ovejas, animales domésticos, cangrejos de río, agua). Prácticamente desconocida en España hasta 1997, es una infección emergente en nuestros días. Otro motivo de interés es su importancia como arma biológica. Los mecanismos de transmisión al hombre pueden ser por vía cutáneomucosa, inhalación, ingestión de animales infectados y por picaduras de artrópodos. Estas formas de transmisión determinan las formas clínicas: úlcero-glandular, glandular, óculo-glandular, orofaringea, intestinal, pulmonar y tifoidea. Esta última oscila entre el 3 y 30%, posiblemente sea la más difícil de diagnosticar, pues aparece como un cuadro general inespecífico a incluir en el diagnóstico diferencial de fiebre de origen desconocido.