Atención Primaria. 

Lesiones cutáneas generalizadas.

Antecedentes personales: analfabetismo y problemas psicosociales, enolismo crónico (1 litro de vino al día), cirrosis hepática, esófago de Barrett, varices esofágicas, úlceras gástricas, colelitiasis, neoplasia de mama (2016).

Anamnesis: paciente que consulta por malestar general progresivo en los últimos 6 meses con pérdida de peso, deposiciones diarreicas, melancolía, fatiga y lesiones cutáneas junto con patrón del sueño alterado.

Exploración física: paciente orientada en tres esferas, caquéctica, signos de falta de higiene personal. En la piel presenta subictericia cutánea junto con lesiones descamativas en áreas fotoexpuestas, destacando la presencia de lesiones cervicotorácicas compatibles con «collar de Casal» especialmente posterior.

Pruebas complementarias: analítica: Hb 11,8 g/dl, Hto 36,9%, VCM* 112,0 fL, HCM * 35,7 pg, leucocitos 4.500, neutrófilos 69,0%, linfocitos * 19,2%, plaquetas 172.000, FG > 60 ml/min, Vitamina B12 497,9 pmol/L(N), folatos 11,84 nmol/L(N).

Reside en las afueras de una ciudad que no corresponde al centro de salud. Jubilada, analfabeta con enolismo importante y dificultad para reconocer su adicción.

Se orienta el diagnóstico como pelagra tras compatibilidad de las lesiones junto con el cuadro de malnutrición crónica, descartando otros posibles diagnósticos diferenciales como ictiosis, neurodermitis liquenificada, dermatitis fototóxica y porfiria hepatocutánea tarda.

Se decide iniciar tratamiento con niacinamida 50 mg vo c/8 h y se cita en 15 días para control evolutivo.

En la revaloración de la paciente 20 días después del tratamiento presenta clara mejoría de las lesiones.

La pelagra es actualmente una enfermedad relativamente rara, sobre todo en países desarrollados, por lo que puede pasar desapercibida muchas veces en nuestro medio. Es importante tenerla presente en pacientes con alcoholismo crónico y sociopatía tras ser un factor de riesgo relevante para el desarrollo de esta.