XXXVI Congreso de la semFYC – A Coruña
del 9 al 11 de junio 2016
Valorar los apoyos informales/formales y su impacto sobre la salud en cuidadores domiciliarios de pacientes crónicos y dependientes con ER según género/ edad del cuidador.
Participantes: entrevistas por personal entrenado mediante cuestionario a 130 cuidadores de pacientes de cinco subgrupos de ER: enfermedades Autoinmunes (30%), neuromusculares y Déficit mental-TEA (25% cada uno), Pediatría nutricional y Huntington (10% cada uno). Pacientes captados (previa autorización y consentimiento) de registros parciales de consultas monográficas y a través de asociaciones y grupos de apoyo. Variables: pacientes (edad, sexo, subgrupo, tpo de evolución, grado-dependencia). Cuidadores: sociodemográficas, vinculo, trabajo remunerado, años de cuidador, estructura/ apoyos familiares, impacto en calidad de vida y salud. Análisis estadístico: descriptivo, bivariante y multivariante.
Un 25,2% personas cuidadoras no cuentan con apoyos familiares,realizando sus tareas en solitario. Un 44,4% de los cuidadores/as de pacientes Neuromusculares y un 40% del subgrupo de Huntington carecen de apoyos informales (p<0,05). A mayor edad de la persona cuidadora decrecen los apoyos (un 85,2% de los< de 39 años comparte cuidados).Un 65% de personas cuidadoras cuentan con recursos/ apoyos externos formales. Más apoyos externos en cuidadores de los subgrupos Mental, Autoinmunes y Pediatría Nutricional; en personas cuidadoras de edades intermedias (40-55 años) y en el colectivo masculino. La ausencia de apoyos externos se correlaciona significativamente (p<0,05) con mayor presencia de sobrecarga y ansiedad en el cuidador/a.
Los recursos sociales de apoyo informal e institucional se correlacionan con variables del paciente y con la edad y género del cuidador. El bienestar del cuidador está relacionado con la ayuda recibida por su familia o entorno cercano (apoyo instrumental, emocional y reconocimiento) y con la posible respuesta institucional a sus necesidades (recursos socio-sanitarios formales). Las políticas de apoyo al cuidado deberían tener en cuenta prioritariamente las desigualdades sociales e inequidades de género.